Demasiadas excusas
De verdad que entiendo a Mourinho. Entiendo sus razones, pero no justifico sus planteamientos. Soy el primero a quien le gustaría no haber tenido que ganar así, jugando, como de costumbre, contra 10, y lograr una victoria algo deslucida por la polémica; tampoco me gustó el haber ganado así en Stamford Bridge, aunque, claro está, también lo celebré. El Barça se caracteriza por plasmar sobre el campo un juego brillante, veloz y audaz, y tener que agradecerle a un árbitro una ayudita no solicitada me entristece como al que más. Pero nada de lo dicho cambia el hecho de que el Madrid de Mou salió, en su templo sacrosanto, a defender un empate a cero, únicamente con el objetivo de no dejar jugar al Barcelona. De verdad que hubiera deseado que los 90 minutos hubiesen acabado jugando 11 contra 11, o al menos que los dos golazos de Messi se hubiesen producido antes y no después de la expulsión de Pepe. Pero las cosas son como son. También deploro la tangana que se formó en el túnel de vestuarios al final de la primera parte, con un Pinto justiciero que se lió a guantazos con Arbeloa, con Chendo y con todo aquel que se le puso por delante. Y ni siquiera voy a negar la evidencia de que Pedro, Busquets y, por supuesto, Alves exageraron un poco las entradas que recibieron. Sin embargo, nadie, ni, creo, los merengues más sensatos, podría afirmar que el Madrid jugó mejor que el rival o que mereció un resultado diferente al que obtuvo, un resultado que, como digo, me hubiera gustado más que se hubiera conseguido sin errores o aciertos arbitrales. Mourinho, con su perenne actitud agresiva, con sus declaraciones incendiarias y con su incapacidad para ver la viga en el ojo propio, pudo tener razón a la hora de criticar algunas equivocaciones del estamento arbitral, pero de eso a no querer admitir que su equipo perdió porque se conformó con salir a defenderse, media un largo trecho.
Comentarios
te admiro
un abrazo desde Miami