Deprimente
¿Qué diablos está pasando? Por mucho que hablen los jugadores, yo diría que lo que sucedió ayer es un síntoma clarísimo de falta de ambición, de falta de ganas, de falta de actitud. No es normal que se produzcan tantos y tantos fallos en todas las líneas, desde la primera hasta la última. Vale que no estaba Xavi, pero Iniesta jugó casi todo el tiempo en el centro del campo, y se supone que donde Andrés puede explosionar mejor es ahí y no como cuando juega de falso extremo. Vale que no estaba Busquets, pero estaba Mascherano, cuya misión es, precisamente, ser el sustituto de Sergio. Vale que no estaba Villa, pero, leche, estaba Bojan, que en los últimos partidos de la temporada pasada marcó tantos goles que sentó en el banquillo a Ibrahimovic. ¿Cómo se explica, por un lado, la imprecisión en el remate y, por otro, la pésima defensa de los corners, los errores infantiles de Milito e incluso Piqué? Algo está fallando, y el epicentro no está en las piernas, sino en la mente.