Carnaza para los madridistas

Mal empezamos. Siento decirlo con tanta brusquedad, pero las sensaciones que me quedaron tras la derrota de anoche, con expolio del “trofeu” Joan Gamper incluído, no fueron demasiado positivas. Entiendo, por una parte, las apreturas de Guardiola, que dispone de una plantilla demasiado corta para la larguísima temporada que se avecina y da por hecho que va a tener que tirar de un sinfín de jugadores del filial, a los que no es lo mismo probar en un partidillo de entrenamiento que en un choque de verdad. También sé que pensaría que a todos esos cachorros les estaba haciendo un favor permitiéndolos “lucirse” en un Camp Nou lleno casi a rebosar. Pero el resultado final fue que, ni haciendo coincidir, en la segunda parte, a la mayoría de nuestras estrellas más rutilantes (Ibrahimovic, Messi, Alves y Piqué), fuimos capaces de marcar siquiera un mísero gol, algo inaudito en la historia de un Gamper que voló a tierras británicas. Que sí, que hubo destellitos de buen fútbol, que estamos todavía en los albores de la temporada y que es lógico que Pep quisiera reservar a Valdés y a Xavi para un partido mucho más importante como es la vuelta de la SuperCopa, a disputar dentro de cuatro días en el mismo escenario. Pero estoy convencido de que los madridistas se lo pasarían pipa contemplando cómo el Barça era incapaz de levantar el primer trofeo de la temporada, que, para más INRI, solía constituir un paseo de exhibición para los culés porque lo habitual era ganarlo sin mayores contratiempos. En el análisis individual de los jugadores, me temo que más bien poco puedo decir del tan ansiado Ibrahimovic, que me pareció un armario torpón y cansino totalmente falto de forma y con demasiado miedo a recaer en su lesión de muñeca. La gente que estaba a mi lado en el bar fue menos sutil: “¿En este tío hemos invertido tantos millones? Pero si Eto’o era mucho mejor y se entregaba mucho más…” Messi se dio un par de carreras, lo intentó un par de veces y recibió un par de generosas patadas; Alves, con sus orejas recién operadas, estuvo en su línea aunque sin resultar decisivo; Gudjohnsen volvió a pifiarla con su habitual frialdad e imprecisión; Henrique, que quién sabe si dispuso de su última oportunidad, pasó totalmente desapercibido; Jeffren y, sobre todo, Pedrito, que tan bien lo hicieron durante la pretemporada, no tuvieron su noche. Lo mejor, para mí , fueron las sensaciones, positivas, que me causaron un aparentemente frágil Jonathan Dos Santos que tiene un cañón en su bota, un sobrio Fontás que, si se le dan minutos, puede llegar a sentar al mismísimo Puyol, y, sobre todo, un espectacular Gai Assulin que me dejó boquiabierto y que, aliándose con un Maxwell que estuviese un pelín más inspirado, podría constituir una banda izquierda demoledora. Resumen del partido para la Historia: el fichaje más caro, Zlatan Ibrahimovic, debutó sin pena ni gloria, defraudando a los casi noventa mil aficionados que acudieron a verle, y la primera Copa de la temporada fueron otros quienes se la llevaron.

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