Hablar por hablar


Cuando no hay nada de qué hablar, no está mal perder el tiempo erosionando la estabilidad del eterno rival. Esto es lo que deben pensar los diarios deportivos madrileños, que un día sí y otro también se dedican sistemáticamente a airear nuestros (pocos o muchos trapos sucios). Como no nos pueden ganar en lo deportivo, pretenden debilitar nuestra moral. Un día toca burlarse de las lágrimas de Guardiola tras obtener el sexto triunfo en este año histórico, al otro exagerar hasta la paranoia la muy lógica negativa del entrenador al hecho de renovar a ciegas sin saber quién va a ser el nuevo presidente, y más adelante narrar con pelos y señales la bronca que, supuestamente, le echó Laporta a su vicepresidente Soriano, por haber anunciado que se presentaba a las elecciones sin habérselo comunicado previamente a él. Si ésto es información deportiva, que venga (del cielo) Ladislao Kubala y lo vea. De todo lo dicho, tan sólo debería preocuparnos (y no mucho) la paciencia con la que Pep se toma su continuidad. Yo no creo que él esté pensando en dejarlo, al menos, no por el momento. El sabe, como yo sé, como todos vosotros sabéis, que el año 2010 no va a ser como éste que aún contabilizamos. Probablemente no llegaremos a la final de la Copa del Rey, quizás no ganemos la Champions y no es descartable que en Liga pinchemos una o dos veces más que los que ahora vemos por nuestro retrovisor. Por tanto, y siempre y cuando la actitud del equipo sea la misma que está teniendo hasta ahora, no será la pérdida de dos o tres títulos lo que le quite el sueño. Otra gallo cantaría si los jugadores pareciesen desmotivados o si la presión de la hinchada culé le exigiera más de lo que humanamente se le puede exigir. Yo creo que, si el nuevo Presidente le deja libertad y el nuevo director deportivo es más competente que Txiki (ésto último no será difícil), tendremos Guardiola para un par de añitos más. A partir de entonces, que será más o menos cuando Puyol y Xavi empiecen a necesitar un relevo generacional, habrá que plantearse una remodelación en regla del equipo, tanto a nivel deportivo como técnico. Hasta entonces, todo lo que hagamos en este sentido (o sea, a lo que tan bien se dedican el “Marca” y, sobre todo, el “As”) será meramente hablar por hablar.

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