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Mostrando entradas de diciembre, 2009

Hablar por hablar

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Cuando no hay nada de qué hablar, no está mal perder el tiempo erosionando la estabilidad del eterno rival. Esto es lo que deben pensar los diarios deportivos madrileños, que un día sí y otro también se dedican sistemáticamente a airear nuestros (pocos o muchos trapos sucios). Como no nos pueden ganar en lo deportivo, pretenden debilitar nuestra moral. Un día toca burlarse de las lágrimas de Guardiola tras obtener el sexto triunfo en este año histórico, al otro exagerar hasta la paranoia la muy lógica negativa del entrenador al hecho de renovar a ciegas sin saber quién va a ser el nuevo presidente, y más adelante narrar con pelos y señales la bronca que, supuestamente, le echó Laporta a su vicepresidente Soriano, por haber anunciado que se presentaba a las elecciones sin habérselo comunicado previamente a él. Si ésto es información deportiva, que venga (del cielo) Ladislao Kubala y lo vea. De todo lo dicho, tan sólo debería preocuparnos (y no mucho) la paciencia con la que Pep se toma

Messi marcó con el corazón

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Dicen que Messi marcó con el pecho el gol que valió el sexto título. Incluso he leído que lo marcó con el escudo. Yo creo que lo marcó con el corazón. De alguna manera, el Dios del Fútbol quería que se hiciera justicia, y no hubiera sido justo que el sexto y último título del año, el único que nos quedaba por ganar, se nos escapara de entre los dedos. Es cierto que este Barça, por diferentes razones (que a continuación vamos de nuevo a analizar), ya no juega como lo hacía a finales de 2008 (el punto álgido de su arte magistral), pero, aun no rozando el Olimpo balompédico nada más que en minutos ocasionales de partidos puntuales, la inteligencia y perseverancia de su entrenador, el talento de sus jugadores, la fidelidad a su estilo de juego, la superioridad incontestable de sus posesiones de balón y la alegría de su planteamiento ofensivo se merecían el colofón del Mundial de Clubs, la guinda de una victoria ante los estudiantes argentinos que, como todos los clubs del mundo, creyeron

El penalty a Xavi

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Que España está dividida entre patriotismo y nacionalismo no es ningún secreto. Que la personalidad independentista del actual presidente del Barcelona, Joan Laporta, que aprovecha la más mínima ocasión para reivindicarse a costa del deterioro del prestigio del club, no es sino un lastre cada vez más pernicioso, tampoco. Los aficionados merengues más recalcitrantes, jaleados por los gurús de la prensa deportiva madrileña, unen a la realidad sociopolítica la (lógica) envidia deportiva provocada por el juego del equipo de Guardiola y los títulos conseguidos, por lo cual el Barcelona es ahora más enemigo que nunca. Sólo de esta manerapuede explicarse que todavía hoy siga hablándose de ayudas arbitrales al Barça tras el penalty pitado a Xavi el pasado sábado frente al Espanyol. Nuestro entrenador lo tiene claro, y opina justo lo mismo que yo: "A mí Xavi me ha dicho que le hicieron penalty, y yo le creo". Es decir, puede que las imágenes televisivas fuesen un tanto ambiguas, pero

Sin brillo, sin fútbol

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Pésimo partido el del Barça de anoche. Estaba cantado que Guardiola iba a hacer rotaciones, convenientes para proporcionar minutos a los futbolistas que juegan menos, y necesarias para dar algo de descanso a los cracks que se erigen en estrellas del equipo. Supongo que también debió influir la nulidad ofensiva del equipo anfitrión, un Xerez que se defendió relativamente bien pero que, en las pocas oportunidades de gol que tuvo, tan sólo supo hacerle cosquillas a Valdés. Los enemigos potentes te hipermotivan; los débiles, te causan apatía. Así jugó ayer el Barcelona: apático, sin ganas, sin ideas, sin fútbol. Muy poco positivo puede decirse de lo que obtuvieron los de Guardiola, a excepción de los tres puntos que nos permiten situarnos a cinco por encima del Madrid, lo cual no deja de ser un espejismo para idiotas porque los blancos han jugado un partido menos. Por el contrario, los errores y las críticas podrían llenar varios artículos como éste. Para empezar, los monumentales, reiter

Messi, Balón de Oro

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Por fortuna, el Balón de Oro que otorga la revista "France Football" premia la labor realizada por un jugador durante una temporada ya vencida. Si no, dudo mucho que nuestro Leo Messi hubiese ganado ni siquiera el de latón. Porque, no nos engañemos, la "Pulga" no es ni la sombra de lo que era hace poco menos de un año. Que sí, que todo jugador, como toda persona humana, ha de atravesar baches en su estado anímico y en su juego, y nadie puede mantener por siempre el nivel superlativo que el Barça en general y Messi en particular exhibieron durante el ejercicio 2008-2009 (especialmente a finales de 2008). Pero un poco de autocomplacencia y de arrogancia bien entendidas nunca vienen mal, y éso es lo que necesita el bueno de Leo, que, por mucha pasta que recoja del Barça y muchos premios que reciba, no fue ni de lejos el jugador determinante en el último clásico, papel atribuíble a su compañero Ibrahimovic. La arrogancia y la autocomplacencia suelen venir acompañadas d