Fin de año futbolístico

Esta noche, con el partido de ida de Copa del Rey frente al Athletic Club de Bilbao, el Barça despide un año que ha acabado siendo nuevamente maravilloso. Si a principio de temporada éramos muchos los que denunciábamos la falta de forma de los jugadores, la falta de ambición de la plantilla, a partir de las semanas previas al choque frente al Real Madrid la cosa cambió y de nuevo se ha logrado esa excelencia que conmocionó al mundo a partir de finales de 2008. Ya son dos años triunfales en los que este equipo ha brillado de un modo no sé si irrepetible, y ello a pesar de la marcha de jugadores importantes como Samuel Eto'o, Touré Yaya o, en menor medida, Zlatan "Bocazas" Ibrahimovic. Lo bueno es que, a pesar de haberlo ganado todo, de que prácticamente ya no queden retos que superar, los jugadores siempre acaban por reeditar las mejores versiones de sí mismos, como si el nuevo desafío fuese el de repetir los retos ya logrados. Eso raramente sucede no sólo en el deporte sino en la vida en general, pues existe una tendencia generalizada a la autocomplacencia, a eso que comúnmente se llama “dormirse en los laureles”. Este Barça de Pep Guardiola, con todos sus fallos y lagunas, que los tiene, ha demostrado que, con la motivación adecuada y con una preparación física bien diseñada, continúa seguir siendo una máquina de generar no sólo buen fútbol sino también muchos goles.



No me gustan, éso sí, cómo las ambiciones puramente dineristas de Dani Alves pueden comenzar a desmembrar a este equipo que vuelve a ser de ensueño. Alves es un monstruo, un portento físico, uno de los dos mejores laterales derechos del mundo, pero se equivoca cuando pretende coaccionar al club con sus exigencias. Es decir, yo entiendo que los deportistas tienen una carrera corta y que, mientras ésta dura, deben tratar de asegurar su futuro y blah blah blah, pero el bueno de Dani ya está cobrando una cantidad que yo no la ganaré en mi vida y, por poco que se administre, tendrá una jubilación dorada siendo recordado como una pieza básica del Pep Team. Además, no puede aducirse que tenga otros motivos de queja (como sí tenía Touré, que quería jugar más y no podía) además de la avaricia pura y dura. Una de las normas de este equipo es respetar escrupulosamente el escalafón, y en éste figura Leo Messi por encima de todos los niveles, seguido de otro en el que están, entre otros, Xavi y Villa, a continuación del cual existe otro escalón en el que militan Puyol o Piqué. Alves quiere ser el segundo mejor pagado después de Leo, y a éso lo llama "defender sus intereses". Yo lo llamo tener la cara muy dura y amar el dinero más que al club que le ha consagrado. Si no le aceptan sus condiciones y no hay más remedio que dejarle ir en el verano de 2012, pues, ¿qué se le va hacer?, con todo el dolor de mi corazón le diré adiós y confiaré en que su puesto sea dignamente cubierto por un futbolista menos ambicioso.



Por lo demás, aplaudir el trabajo colectivo de todos los demás profesionales, desde el primero hasta el último. Valdés cada vez más seguro, Puyol derrochando garra y entrega, Piqué controlando bien sus frecuentes despistes, Abidal más fuerte cuanto más viejo, Xavi siempre genial (aunque a veces se pierde en los partidos trabados), Iniesta superándose a sí mismo, Busquets recibiendo más de lo que reparte, Villa adaptándose con generosidad y recuperando el olfato, Messi aprendiendo a ser pasador cuando no puede ser ejecutor y Pedro volviendo a ser el ejemplo en el que cualquier futbolista infantil puede querer mirarse, un chico humilde de la cantera que no sólo se deja la piel en el campo en cada partido, sino que, encima, vuelve a anotar goles decisivos. A todos ellos, y, sobre todo, a Pep, que es el responsable de mantenerlos unidos, hermanados y motivados, muchas, muchísimas gracias.

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