El rosario contra el de Rosario

Nuevamente fuimos incapaces de ganarle al antes poco conocido Rubin Kazán, ahora famoso en todo el mundo por haber sido el único equipo al que el Barça no ha podido batir en ninguna de las tres ocasiones en que se han enfrentado.  El entrenador Berdyev, ese señor adherido eternamente a su rosario musulmán, con el que parece en perenne comunicación con un Alá que le dicta las alineaciones y las tácticas de juego, se ha convertido en la némesis de Guardiola, y éso que en las previas de cada partido no deja de lloriquear asegurando que son como corderitos a los que el león Barcelona se va a merendar sin piedad.  Para que te fíes de los que van de mansos...  En líneas generales, no jugó mal el Barça ayer;  lo único es que el Rubin se posicionó muy bien, fue defensivo pero con orden, y supo sacar petróleo en la casi única ocasión que tuvo.  El penalty de Alves fue tan claro que uno se pregunta cómo pueden llegar a cometerse faltas así, tan evidentes.  Si bien, como digo, no me disgustó el juego desarrollado por los culés, ya desde el principio me chocó la alineación de Mascherano, un hombre que básicamente estaba llamado a ser el sustituto de Busquets.  Colocar a los dos haciendo lo mismo es lo que tanto le criticamos a Del Bosque cuando se empeñaba a alinear siempre a Xabi Alonso junto al citado Busquets.  Mascherano hizo su mejor partido vestido de azulgrana (al menos, le pitaron menos faltas), pero, obviamente, cuando Pep quiso dar entrada a un Messi no del todo recuperado, el sacrificado fue el Jefecito.  Para mí, lo peor del partido no fue el resultado, sino la preocupante racha descendente de David Villa, a quien sólo el lanzamiento del penalty salvó de entrar en una crisis goleadora similar a la de Cristiano en el Madrid.  Villa dispone cada día de entre cuatro y diez ocasiones de gol, pero o bien se las regala a los palos o las despilfarra chutándolas al infinito.  Este hombre necesita un descanso para sosegar su ansiedad , y por suerte este domingo lo va a poder tener.  Por lo que respecta a Messi, se le esperaba como agua de mayo, pero ni fue tan eléctrico como siempre ni quiso ni pudo ser tan determinante como suele ser habitual.  Es lógico que no quisiera arriesgarse mucho y yo, si fuese Pep, me replantearía seriamente el prestárselo a la Selección argentina, con la paliza de kilómetros que ello supone, además de la posibilidad de reincidir en indeseadas lesiones.  En fin, haciendo un chiste fácil, podríamos decir que el rosario de Berdyev logró frenar al de Rosario (Messi), aunque está claro que un empate a 1 es mejor que un empate a 0 y, por supuesto, mucho mejor que una derrota.

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