Primer mes... de incertidumbre


Estos días se cumple el primer mes de Sandro Rosell como presidente del Fútbol Club Barcelona, y el balance de estos primeros 33 días es... desconcertante. Yo no soy socio del club, pero, como sabéis, simpatizo con el Barça desde hace más de 30 años, y, precisamente, a la hora de suceder a Joan Laporta, era Sandro mi favorito, entre otras cosas porque recordaba con mucho agrado su gestión al frente del área deportiva en los buenos viejos tiempos (años 2003-2004). La pregunta que me hago ahora es ¿sabemos realmente hacia dónde vamos? Sé que un mes es muy poco, prácticamente nada, pero estoy viendo cosas que no me acaban de gustar. Para empezar, se ha querido dar carpetazo a la era Laporta lo más rápida y radicalmente posible, pidiendo disculpas a media España por los excesos nacionalistas de Jan, despidiendo a Txiki Begiristáin como director deportivo y presentando los resultados de una auditoría como mínimo desasosegante. Lo de pretender reconciliar al aficionado culé no nacionalista con el club y su entorno me parece necesario y maravilloso (aunque al final haré un comentario personal al respecto), e incluso hace ya tiempo que criticaba los errores de Txiki (y, no lo olvidemos, de Pep) a la hora de realizar la mayoría de los fichajes. Lo de divulgar de esa manera los datos de la auditoría, revelando que la caja fuerte del club está llena de... telarañas.... pues no sé, ¿no podía haberse evitado? ¿Hace falta airear así nuestra precariedad?



Lo que más me choca es que, por un lado, Sandro y su equipo tratan de desvincularse del laportismo (no olvidemos que también Cruyff ha acabado por renunciar a su Presidencia honorífica), pero, por otro, siguen férreamente sus pasos. En mi vida he visto culebrón como el que se está montando en torno al pobre Cesc Fábregas. Estamos ya a 2 de Agosto, quedan apenas 29 días para traer los refuerzos necesarios (un central para cubrir las bajas de Chygrynskiy y Márquez, un mediocentro defensivo que pueda relevar al llorado Touré y un extremo que ocupe la plaza de Henry), y lo único que se ha hecho es llorar por el déficit de la tesorería, vender al pobre Chigri (con quien Guardiola sí contaba), traer como sustituto de Alves (lateral derecho) a Adriano, un jugador polivalente pero que está habituado a jugar en la banda izquierda, y dedicar todo el protagonismo a la, al parecer, necesaria, fundamental e irrenunciable llegada de Cesc, un jugador muy bueno pero que también es muy joven, y, si no llega esta verano, puede llegar el que viene o el otro. Por amor de Dios, Sandro y compañía, si estáis viendo que el Arsenal no quiere dejar salir a Cesc (con todo su derecho, que al fin y al cabo tiene contrato, y, además, es el Capitán), id olvidándoos ya del tema y mirad para otro lado, por ejemplo, en la dirección del alemán Ozil, que se ha hartado de decir que le encantaría jugar en el Barça y que acaba de darle calabazas al Madrid. El otro día oí decir a Zubizarreta, nuevo director deportivo y se supone que íntimo amigo de Guardiola, que o se fichaba a Cesc o no se fichaba nadie, y me quedé muerto. Que sí, que estoy seguro de que La Masía, la cantera del Barça, no deja de producir piedras preciosas y algunas de ellas ya están preparadas para saltar al primer equipo, pero un club como el nuestro debería dar una imagen un poco más internacional, no mirar sólo hacia dentro y tratar de incorporar a buenos jugadores foráneos (Ozil, Kapoué...), entre otras cosas, para evitar que el Madrid sí los contrate y se haga con un plantel de jugadores no por galácticos menos excelentes. Hay que fichar, sí o sí, cuidar la cantera pero fichar, y olvidarse ya de Cesc si no se le puede traer este año. A propósito, y, como dije al principio, quería contaros que el otro día alguien me dejó en mi otro blog un par de comentarios insultantes ("cabrón" y "fascista" eran algunos de sus halagos) al pie de un artículo en el que asociaba el fin de las corridas de toros en Cataluña al independentismo de algunos catalanes, y me llamaba "lobo con piel de cordero" porque afirmaba ser del Barça (y soy del Barça, ¿alguien lo duda?) pero también me declaraba "español". Creo que ya está bien de que todos los culés tengamos que ser considerados separatistas, y de que desde Cataluña se pretenda que todos los aficionados del Barcelona tengan que ser independentistas y hablen en catalán. El Barça es universal, no sólo catalán, y yo y otros millones de personas lo amamos como lo que es, el mejor equipo de fútbol del mundo, pero no por éso estamos de acuerdo con la descomposición del Estado español, ni con la persecución de la lengua castellana ni con la abolición de un símbolo como las corridas de toros. Espero haberme explicado bien.

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