¡Supercampeón!

La persecución despiadada e incansable de un Real Madrid que nunca tiró la toalla ha obligado al Barça, a nuestro Barça, a tener que sumar 99 puntos para poder ser Campeón. Así, el triunfo aún sabe más dulce, aderezado por un inesperado empate de los merengones ante el Málaga cuando, los muy prepotentes, se habían llevado a la ciudad andaluza litros y litros de champán (seguro que francés y no cava catalán), confiados en que las proclamas del "Marca" lograrían motivar a Clemente para que les diese el título in extremis. Pero ayer se hizo Justicia, cosa que, desgraciadamente, raras veces ocurre. Ganó el fútbol y perdió la chulería. Venció la cantera, y la cartera cayó nuevamente humillada. ¡Qué placer, Dios! Ni el dispendio inenarrable de Florentino pudo con un equipo en el que la inmensa mayoría son chicos criados en La Masía, que sienten los colores azulgranas y a los que el olor a merengue produce náuseas (al menos por ahora, y esperemos que siempre siga siendo así). Sin Xavi (sancionado), sin Iniesta (recuperándose de una lesión), sin Maxwell (lesionado), sin Henry (desaparecido hace meses) , sin Ibrahimovic (la estrella estrellada) y, por fortuna, sin Chygrynskyi (el defensa que parece un atacante rival), los de Guardiola se sobrepusieron a un principio de partido excesivamente titubeante, que a punto estuvo de costarnos muy caro, en una cantada de Valdés que a sus detractores les irá de maravilla para justificar su no incorporación a la Selección. Pero a los pucelanos se les acabó el fuelle y la inspiración cuando Pedro, indirectamente, propició el primer gol. Gracias a Messi, a Alves y a un sobrenatural Touré Yayá (por favor, Rosell o quien sea, no permitas que se nos vaya este jugador), el Barça volvió a ser una apisonadora a la que sólo le faltó (como de costumbre) algo más de hambre, un poco más de instinto asesino para lograr una goleada memorable. Claro que tampoco era cuestión de humillar y cebarse innecesariamente con un rival que se iba directo a la Segunda División. Con un correcto 4-0 finiquitamos el encuentro, sentenciamos la Liga y les dimos su merecido a los madridistas y sus panfletarios medios afines. Pasar de seis títulos a uno solo nos deja a todos con lógicas ganas de más, pero ver a los de la meseta nuevamente con un cero patatero no tiene precio. El Barcelona se revalida como Mejor Equipo de España, las fuentes de todas las ciudades españolas vieron sus aguas teñidas de blaugrana y, a partir de mañana, empezará el próximo curso 2010-2011, en el que tendremos nuevo Presidente y esperemos que algunos grandes e ilusionantes fichajes.

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