Más fácil de odiar

El fichaje de José Mourinho por el Real Madrid es cuestión de horas. Ni el club podía aspirar a más, ni el técnico a menos. Son tal para cual. El carácter de Mourinho casa a la perfección con el de la institución blanca: chulo, orgulloso, altanero, prepotente, bravucón, provocador. Posiblemente, la llegada del luso (que no iluso) es lo mejor para los madridistas, pero también para los culés. Todos sabíamos que era cuestión de tiempo que Florentino realizara algún otro fichaje de relumbrón (Silva, Maicon, Navas y Di María pueden estar al caer) y que, antes o después, aparecería un entrenador capaz de sacar partido a ese deslumbrante plantel de figuras, cosa que Pellegrini no supo hacer. El Madrid está o va a estar construído para ganarlo todo, y sólo el Barça podrá pararle los pies. Por éso, es muy de agradecer que en el enemigo se acumulen tantos personajes enemigos del barcelonismo. Guti se va, pero ahí tenemos a Cristiano, a Ramos, a Valdano, al propio Florentino... Con Mourinho dentro, sólo faltaría Figo para que estuviesen, ahí metiditas, todas nuestras bestias negras, todos esos seres de pesadilla que o nos desean lo peor o se han ganado a pulso y con creces el que nosotros se lo deseémos a ellos. Así que ánimo: esperemos que también Figo retorne a la Casa Blanca, y preparémonos para aguantar meses y meses de fanfarronadas… que luego el placer será aún mayor cuando hagamos que se las traguen todas juntas.

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