Deprimente

¿Qué diablos está pasando?  Por mucho que hablen los jugadores, yo diría que lo que sucedió ayer es un síntoma clarísimo de falta de ambición, de falta de ganas, de falta de actitud.  No es normal que se produzcan tantos y tantos fallos en todas las líneas, desde la primera hasta la última.  Vale que no estaba Xavi, pero Iniesta jugó casi todo el tiempo en el centro del campo, y se supone que donde Andrés puede explosionar mejor es ahí y no como cuando juega de falso extremo.  Vale que no estaba Busquets, pero estaba Mascherano, cuya misión es, precisamente, ser el sustituto de Sergio.  Vale que no estaba Villa, pero, leche, estaba Bojan, que en los últimos partidos de la temporada pasada marcó tantos goles que sentó en el banquillo a Ibrahimovic.  ¿Cómo se explica, por un lado, la imprecisión en el remate y, por otro, la pésima defensa de los corners, los errores infantiles de Milito e incluso Piqué?  Algo está fallando, y el epicentro no está en las piernas, sino en la mente.  Sí, ellos insisten en que tienen hambre y quieren seguir ganando títulos, pero hay que empezar a pensar que del dicho al hecho puede haber un largo trecho.  Viendo el partido de ayer, volví a pensar que algo no andaba bien.  No se puede tener un dominio de la pelota, un control del partido tan absoluto, tan ofensivo, y no ser capaces de marcar más que un gol.  Simplemente, no se puede.  Y la culpa no es ni mucho menos del Mallorca del chaquetero Laudrup, que no se cerró como el Rubin Kazán sino que trató de jugar incluso al ataque, obteniendo el justo premio por no habernos regalado los tres puntos (como, según Mourinho, sí hizo el Sporting).   No, la culpa es nuestra, y sólo nuestra.  Lo malo es que, nuevamente, Guardiola no supo leer el partido, ni rectificar a tiempo.  Los cambios que hizo (Thiago y Nolito, ambos del filial, y, finalmente, Jeffren) son los que yo hubiera hecho...  pero coño, no cuando faltaban menos de quince minutos para el final.  Ya está bien de quitarles presión a los futbolistas.  Si los delanteros no son capaces de marcar goles, pues que los cambien y saquen a otros, que a veces la puntería viene sola cuando se tiene verdadera ansia por jugar.  La lesión de Pedro (baja para un mínimo de tres semanas) coincide con el parón debido a los partidos de selecciones, pero está claro que, de no haber sido así, habría habido que empezar a racionar la titularidad.  Lo de Bojan es particularmente irritante, como lo de Villa anteriormente, pero con el agravante de que el de Linyola no es titular siempre, y el Guaje sí.  Si uno no sabe agradecer la oportunidad de salir desde el inicio del partido, mejor que se marche a otro sitio.  Esto es lo malo de tener una plantilla tan corta.  Si cuando se marchó Henry hubiésemos fichado a un extremo ambicioso y goleador (Robinho o Mata, o cualquier otro de fuera de La Masía), quizás estas cosas no pasarían.  Nolito lo hizo bien el poco tiempo que estuvo sobre el (pésimo) césped, pero poco se puede hacer en tan pocos minutos, y además, ¿por qué ese obsesivo deseo de Pep de autoconvencerse y convencernos de que los chicos de la cantera pueden ser tan buenos o mejores que cualquier futbolista de fuera?  No hay cantera como la del Barça y todos lo sabemos y todos lo valoramos, pero de ahí a menospreciar a jugadores que pueden ser auténticos cracks y pueden ser, como ahora, necesarios, media un largo trecho.  En días como ayer es cuando quizás (sólo quizás) podemos echar de menos a Ozil, rehusado por Pep, necesitar a Robinho o incluso añorar al bueno de Eto'o.  Pero, al menos hasta que se abra el  mercado de invierno, lo que hay es lo que hay.  Y si Bojan y Pedro (cuando se recupere) no son capaces de materializar goles como es su cometido, pues que juegue Nolito, Manolito o el Lucerito del Alba.  Quien sea, pero que transforme de una vez los cientos de ocasiones imperdonablemente perdonadas.

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