La envidia es cegadora

Del último fin de semana pocas cosas habría que destacar, a excepción de la perseverancia de los medios de comunicación pro-madridistas en atribuir nuestro liderato a esa conspiración arbitral que obedece a la amistad personal entre Joan Laporta y el Presidente de la Federación Española de Fútbol, Angel María Villar. Es decir, el liderato es consecuencia del "Villarato". Menudos gilipollas. De verdad que cada vez da más asco leer el "Marca" y, sobre todo, el "As", y ver la información deportiva en determinadas televisiones. La semana pasada se pasaron tres pueblos otorgándole horas y horas de programación a la agresión chulesca y soez de Cristiano Ronaldo, que el Real Madrid pretendió comparar (como si fueran comparables) a una acción protagonizada por Messi hace algunas jornadas. Pues sí, Messi también fue agarrado por un rival y manoteó tratando de zafarse, pero media un abismo entre lo uno y lo otro, entre otras cosas porque Leo apenas rozó el aire y Cristiano no sólo le rompió el tabique nasal a su marcador sino que, encima, se puso borde afirmando que "cualquiera que sepa de fútbol se dará cuenta de que no debería haber sido ni tarjeta". Humilde que es el nene... Lo cierto y verdad fue que la mayoría de espectadores y comentaristas "neutrales" estuvieron de acuerdo en que el portugués fue expulsado justamente, y no fueron pocos quienes reconocieron que castigarle con apenas dos partidos fue una sanción mínima. Lo peor no es sólo vestirse públicamente de merengue reclamando que a tan mediático fichaje se le perdone una acción reprobable, sino utilizar a un futbolista humilde, carente de divismo y absolutamente ejemplar como es Messi para defender lo indefendible. Pero centrémonos en el sábado. El Barça tenía una ocasión de oro para poner 8 puntos de por medio entre ellos y el Madrid, y todo hacía pensar que incluso podría repetirse una goleada (1-6) como la del año pasado en el mismo Molinón. Pero los que pensamos que, aun jugando mejor que casi nadie y aun recuperando, en momentos puntuales, la excelencia de la temporada pasada, este Barça 2010 no es el mismo del año pasado, tuvimos ocasión para reafirmarnos en nuestra opinión. Nuevamente Xavi estuvo apagado, la ausencia de Alves fue insalvable, Ibrahimovic defrauda más cada día que pasa y de milagro pudimos mantener el precario 0-1 hasta el final. Hay que reconocerle a Puyol que tiene más coraje que nadie y que se dejó la piel subiendo y bajando la banda derecha, pero ni sus compañeros confiaron mucho en él pasándole balones, ni él pudo demostrarles su error en forma de buenos centros. Por la otra banda, nuevamente Eric Abidal cuajó un partidazo, como lleva haciendo desde hace cuatro o cinco jornadas. Está claro que a este hombre le hacía falta la competencia como el comer, y desde que está Maxwell (pequeña gran decepción) se ha puesto las pilas y es todo un fenómenos en su posición, incluso llegando con peligro, su eterna asignatura pendiente. El que está pasándolo realmente mal es el sueco Zlatan, al que se le vuelve a ver desubicado como en sus primeros partidos; su sequía goleadora es lo peor que le podía pasar, y los perjudicados por tal carencia son el grupo en general. Me temo que empieza a notarse demasiado la falta de Eto'o, que, incluso cuando no marcaba, tenía un hambre, una fiereza y una agresividad que Ibra no posée. ¿Habrá nuevo trueque este verano, deshaciendo el del verano pasado? Pero donde se han lanzado a morder los más merengones ha sido en el solitario gol conseguido por Pedro, que, aunque en las primeras imágenes ofrecidas por C+ Liga se apreciaba que estaba en línea con el defensa gijonense, las moviolas y los photoshops de ciertos medios echan humo de tanto intentar retocar las imágenes para adulterarlas. Inaudito. Y vergonzoso. No se me ocurre otra explicación que la de que la envidia les ciega los ojos y, aún peor, les nubla totalmente el juicio.

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