Vuelven las mejores sensaciones


"Este Barça, sí; cinco goles son todavía pocos", le escribí, eufórico, en un SMS, a mi amigo Eugenio, cuando la apisonadora azulgarana estaba reduciendo a polvo la más bien floja oposición zaragocista. "Con el Valencia no lo tuvimos tan fácil" me contestó mi colega, en un alarde de moderación. "Pero reconoce que esta victoria sabe a gloria bendita después del empate del Madrid". En las últimas semanas había vuelto el debate, la dialéctica, la guerra mediática entre rotativos catalanes y capitalinos. Estos últimos habían llegado, incluso, a afirmar que la derrota del Barça ante el Rubin Kazan, unida al empate frente al Valencia y la escasa victoria sobre el Almería suponían una auténtica crisis, incluso un fin de ciclo. ¿Fin de ciclo? Yo mismo, en mi anterior artículo, casi agradecía la derrota que nos propinó el ruso del rosario porque era un toque de atención necesario para evitar la relajación e incluso la desmotivación. Un pequeño castigo, un justo varapalo, sí, pero ¿el fin de un ciclo? Joder, éso es pasarse, y pasarse con auténtica mala leche. Eso es buscar la brizna de paja en el ojo ajeno para eludir hablar del pedazo de viga en el propio. Porque, si hay alguien que está realmente mal ahora mismo, ése es el Real Madrid, que ni sabe a qué juega ni qué hacer con los galácticos que ha comprado a precio de oro y no le están dando el rendimiento esperado. Pellegrini, a quien llaman "Pelelegrini" por estar sometido a los dictados, a veces contradictorios, de Florentino y Valdano, está dando un recital de cómo dilapidar el prestigio ganado en cinco años con el Villarreal en cinco meses negros "dirigiendo" (entre comillas) al club blanco. A este paso, el gran Clásico del mes que viene va a ser muchísimo menos interesante de lo que se preveía. Tras la reconfortante y balsámica goleada del domingo, ahora Guardiola puede respirar tranquilo y dar descanso a alguno de los cracks (Messi, Ibra, Xavi o Iniesta) que nutren nuestra plantilla, los cuales verán desde el banquillo o directamente desde el graderío el partido de mañana ante la Cultural Leonesa (pobre Zapatero, su corazón estará más dividido que nunca). Es el momento de darle minutos no sólo a Pinto, Bojan y Pedro, sino también a Fontás, Muniesa, Jeffren, Dos Santos y Assulin, que tan buenas sensaciones han causado en los pocos momentos en que han jugado. Y si algo sale mal, todavía tendremos el partido de vuelta para dar lugar a que los mayores puedan enderezar los previsibles errores de los novatos.

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