Los 40 de Pep

Pep Guardiola cumplió ayer 40 años. Felicidades, Pep. Y muchas gracias. Con todos tus fallos (que también los tienes, como persona humana que eres), nos has dado a los culés tantas y tantas alegrías que no sé de qué modo podremos agradecértelas. A pesar de un inicio de temporada más bien dubitativo, este Barça tuyo ha vuelto a demostrar que es el mejor de entre los mejores. Y, a juzgar por cómo estaba el equipo en el último año de Rijkaard, todo el mérito de haber vuelto a hacer grandes a unos futbolistas apáticos es tuyo y sólo tuyo.



Cambiando de tema, hoy se juega el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey, que teóricamente es de trámite, pero no hay que olvidar que hace cuatro años ocurrió lo mismo con el Getafe y al final los azulones nos eliminaron vergonzosamente. Con todo, creo que sí se pueden experimentos no del todo frívolos, como alinear de inicio a Milito y a Afellay, al uno para demostrarle que ha hecho bien en quedarse y al otro para que pueda ir dejando más destellos de su calidad, que ya despuntó en el ratito que jugó frente al Málaga. Esa fue la primera vez que ví algo bueno en él, porque en sus anteriores y fugaces participaciones apenas dio muestras de un exceso de nerviosismo. ¿Frenará Afellay la progresión de Thiago? No debería, porque el holandés de ascendencia marroquí debería ser más bien un posible recambio de Iniesta o incluso de Villa, y al joven Alcántara yo lo emplazaría como relevo generacional de Xavi. Pero claro, ¿entonces a santo de qué tanto empeño en traer a Cesc? Sólo se me ocurre que, además de ser un gran futbolista, Fábregas es una pieza codiciada internacionalmente, y mientras esté en el Barça, evitamos que se lo lleve, por ejemplo, el Madrid.



Sobre las campañas de desestabilización de la prensa de la caverna mediática, esperemos que lo del romance de Piqué con la cantante Shakira resulte tan inane como lo de la supuesta rivalidad por el Balón de Oro que no ha hecho ninguna mella en el vestuario, pues todos en Can Barça llevan tiempo pregonando a los cuatro vientos que Messi es el número uno y todos los demás están varios peldaños por debajo de él.



Pues éso: ¡muchas felicidades, Pep!

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